martes, 30 de diciembre de 2014

Hojita de Menta

A Anabel




Nosotras siempre hemos sido
lo que nunca seremos.

Hemos vaciado la copa
y esputado los restos,
hemos visto a la mediocridad
vestirse de hegemonía,
hemos mirado con los ojos soberbios,
perdonavidas,
y les hemos perdonado,
y es algo que jamás nos perdonarán.

Hojita de Menta, Hojita de Menta,
nos columpiamos en la ignorancia,
creímos en el conocimiento
en perjuicio del status quo,
elegimos la epopeya como Aquiles,
elegimos la manzana,
y eso es algo que jamás nos perdonarán.

Nosotras fuimos
de costumbres prehistóricas,
de leer junto al fuego
el arrabal y la vanguardia,
los textos sagrados y las fisuras,
eruditas hasta la arcada,
sabiondas, repelentes
hasta la médula.

Fuimos un mucho de puta
y un poco de monja,
demasiado humanas para endiosarnos,
demasiada idea para tan poca carne,
fuimos tan del sur que le dimos la vuelta,
fuimos tan incógnitas
que ni nosotras mismas
sabíamos muy bien y por si acaso
el revólver.

"Lo importante no es ser muy listo
sino ser buena persona",
decía mi madre y después dirías tú
más mentirosa que nunca.
Nosotras quizá no éramos tan listas
pero ni mucho menos buenas personas.
Nosotras no éramos personas
y eso es algo que jamás nos perdonarán.

Nosotras éramos los idus de marzo,
la conjura, la disidencia,
la disidencia siempre,
fuera cual fuera el autor
o el imperio,
nosotras éramos un blanco perfecto,
la plebe enardecida pedía crucificados
y ahí nosotras, veníamos a dárselos
con los brazos abiertos,
alguien tenía que profanar toda esa mierda.

No eran tiempos fáciles
para nadie,
para nosotras fue como matarnos,
como la flecha en el talón,
el comienzo del nuevo siglo
y la vuelta a la Pangea.
Los humanos se reubicaban y
corrían a por los dólares despavoridos.
Los empresarios promovían reformas laborales
y los gobiernos legalizaban la esclavitud.

Y en medio de todo esto
me dices que te vas,
y te vas,
y me dejas aquí con los planos sin acabar,
con los apuntes de filósofos
que dicen cosas de esas que te gustan,
y la palabra en la boca.
Eso es lo de menos.

Lo demás es cargar yo sola
con todas esas dudas
existenciales, tripipoéticas,estrafalarias,
y escucharte contradecirme y aconsejarme
por donde quiera que vaya, como una voz en off,
como un fantasma.

Dos locas siempre son menos locura
que una sola loca,
dos locas es algo más normal,
pero ¿Una loca sola vaciando la copa
y esputando los restos,
escuchando voces
y clamando al cielo,
leyendo a Deleuze
sin que tú me lo expliques
y mentándote por ahí
como una aparición?
Eso si que no.
Eso es algo que jamás te perdonaré.




domingo, 14 de diciembre de 2014

El café y el opio

Reivindico la contradicción,
reivindico la dualidad,
el café y el opio.

Hubiera sido demasiado
fácil
encomendarme a un dogma.
Reivindico la duda y la mala cabeza,
el doble rasero
ejerzo de abogada del diablo,
no me salen las cuentas
y me las invento.

A favor del cansancio
y del descanso.
A favor de los ciclos naturales
y de la rebeldía ante los ciclos.*

En contra de la moral autoimpuesta,
de la ceguera autoimpuesta
y autocomplaciente.
En contra de la verdad y de la mentira,
en contra de valores absolutos,
a favor de la imaginación
que es un término medio.

A favor de la crueldad de los niños,
del desconcierto,
del limbo.
A dónde vamos a ir,
todos los que como yo,
ahora que el Papa
ha cerrado sus puertas.

Al infierno seguro,
no habrá amnistía
para los herejes.

A favor de lo miserable
y de lo heroico,
del carácter poco práctico
de la condición humana.

A favor de los escombros
y la muerte,
la destrucción y el nacimiento
de nuevas leyes
para incumplirlas.

Reivindico la paz
y la guerra,
la mano dura y la indulgencia,
el fuego, la rueda y la neurociencia,
el vacío y la plenitud,
las recaídas.

Reivindico el miedo
con valentía,
enarbolo banderas
a conveniencia,
me lavo las manos.

A favor del ansia
y de la prisa,
a favor de la impuntualidad,
entiendo la libertad
de otra manera.

En contra de la democracia
y la dictadura, de la anarquía
y el liderazgo, de la organización
y el desorden,
en contra y a favor
de nuestro tiempo.

Reivindico la prudencia
y el libertinaje,
lo salvaje y lo analítico
de la condición humana.
El error y la derrota,
la victoria estratégica,
los principios infranqueables
y la ambigüedad.

Todo eso traigo,
albergo multitudes,
cuántos kilos quieres,
ahora dime tú.

Háblame de tu doctrina
y de la ilegalidad
de mis palabras.



*Versos de Jesús Munárriz, "Manifiesto",  en Joven poesía española, Ed. Cátedra, 1987




jueves, 11 de diciembre de 2014

El par de dos

Estoy buscándola,
la metáfora,
pero sé donde está,
sé muy bien
donde se esconde
la hija de puta.

La estoy buscando pero
no pienso ir a por ella,
que venga ella si quiere.
Que seguro que quiere.

Seguro que viene vestida
de otras a venderme motos
y becerros dorados,
a ofrecerme harenes babilónicos
y banquetes romanos
y lápida de mármol en Poblenou,
como hace siempre.

Ojalá tuviera una musa normal,
como las demás,
una belleza armónica,
un canto a la esperanza.
Pero la mía no,
la mía nunca,
la mía insurgente y talibana
de "el verso o la vida"
"el discurso o la vida"
"el partido o la vida"
que así nunca llegarás
ningún sitio,
(viva al menos)
será mejor que la mates,
me dicen todos.

¡Vaya dúo!
La escritora incendiaria
de los ojos de vengalas
y la musa de los achaques histéricos,
el par de dos,
el hambre y las ganas de comer
sin ganas.

La gente me lo murmura:
Te acabará devorando.

Y es cierto, tampoco soy ciega,
veo y asumo como me devora
paulatinamente y me dejo deshacer
en ese proceso dulce y onírico,
me dejo desaparecer bajo su mandato
y ya no sé cuando habla ella
ni cuando hablo yo,
si es que no hablamos a la vez
y nos declaramos la guerra
y recogemos las víctimas
que se quedan esparcidas
por toda mi cabeza.

Tengo que deshacerme de ella.
Lo tengo ya escrito:
"El verso o la vida"
"El verso o la vida"
Elegí la vida my darling.

Elegí la vida y también elegí el arma,
me dolerá más que a ella la pérdida.
Le acabaré construyendo un panteón en Poblenou.