sábado, 28 de diciembre de 2013

La escala de Mohs

Todo el mundo se vende.
Al final.. todo el mundo.

Yo me vendí por tres milímetros
de iris azul tanzanita
en cada ojo
lo que hacen un total de seis
por dos de ancho
milímetros de iris azul radiactivo,
azul heisenberg.

No se si al diablo o a quién...
porque en Cupidos no creo,
pero cambié mis veredas libianas
y el jardín de trofeos
y mis cuevas de ego sin fondo
sin tregua ni amparo
y esta mala fe de augura
y el mañana, y el ahora...
por seis por dos milímetros de iris
de topacio azul,
de dureza ocho
en la escala de Mohs.

Y cambié mis sonrisas infalibles
hábilmente conseguidas
y las ganas de los otros
y el discurso de Gomorra
y de Artemisas en Arcadias...

En resumidas cuentas,
la heroicidad de la independencia,
la certeza de no ir viendo fantasmas
como Bécquer,
y he aquí la paradoja:
por seis por dos de pupila azul turmalina,
con algo de cobalto y de polonio,
y lo de polonio no lo digo por el color.

Al final todo el mundo...
Todo el mundo tiene un precio.

Y quién me iba a decir a mí
que después de tanto principio,
tanta ley y tanto código, tanto juez
y tanta ética, tanto farol bien tirao...
que el mío iba a ser tan minúsculo.

Yo siempre lo supe.

Desde que a Aquiles le dieron
a elegir entre la gloria o la paz,
yo ya lo sabía,
hubiera elegido lo segundo.
No soy de cantares de gesta.

Y siempre releía la historia
advirtiéndole desde mis adentros
a ver si no cometía el mismo error.
Pero nada.
Y claro,
directa al talón.

Yo hubiera elegido lo otro,
siempre se lo dije.
Hubiera muerto a los setenta
en una islita griega mirando el mar.

Al fin y al cabo la gloria no es tanto...
La gloria debe ser morirse
en una islita griega mirando el mar.

Al fin y al cabo...
¿Quién se acuerda hoy de Aquiles?
Si no es esta loca rumiante mascullando
te lo dijes.
Para eso has quedado.
Para lo que quedó Troya.

Para que venga ahora esta loca
rumiante mascullando te lo dijes
a altas horas.

Otras noches te comprendo.
Y te compadezco.
Y nos compadezco.
En cierto modo algo de razón tenías,
todo el mundo tiene un precio.

Y quién me iba a decir a mí,
quién nos iba a decir,
que el mío fuera un total
de seis por dos milímetros cuadrados
de iris tapiz de hilo persa,
azul egipcio,
Bombay Sapphire,
de dureza ocho
en la escala de Mohs.

Yo hubiera elegido lo otro,
siempre te lo dije.
Aunque en cierto modo puede
que tuvieras razón.
Quién sabe si tenías razón.


No hay comentarios:

Publicar un comentario